Dentro de la materia de calidad ISO, los sistemas integrados de gestión de calidad constituyen elementos fundamentales para llevar a cabo una política adecuada en el seno de cada empresa. Desde hace casi medio siglo, los diferentes protocolos y estándares de producción han ido surgiendo y configurando las normativos ISO para la gestión de la calidad, siendo el marco perfecto para que las compañías puedan organizarse y alcanzar los objetivos adecuados.
En un orden creciente de complejidad de la gestión, encontramos respectivamente el control de calidad, el aseguramiento de la calidad y la calidad total. El control de calidad no debe ser un mero seguimiento burocrático de las especificaciones, sino que debe seguirse lo que busca el destinatario y lo que ofrece el mercado, constituyendo una herramienta eficaz consultando a los clientes y utilizando el ‘feedback’ ó resultados de las encuestas para mejorar continuamente mis productos y servicios.
En el último escalafón de esta jerarquía aparece los sistemas integrados de gestión de calidad. ¿Cuál es su objetivo? Están ideados para ser conducidos desde la dirección de una empresa y mejorar todos y cada uno de los departamentos que la integran, incluyendo los recursos humanos, las compras, el control de los documentos y registros y la satisfacción del cliente.
Como se sabe, un Sistema Integrado de Gestión (SIG) es una plataforma que permite unificar los sistemas de gestión de una empresa que anteriormente se trabajaban en forma independiente con el fin de reducir costos y maximizar resultados. Los SIG generalmente comprenden los Sistemas de Gestión de Calidad, Medio Ambiente y de Salud Ocupacional
Los sistemas integrados de gestión pertenecen a las normas de la serie ISO 9001, que pretenden conseguir la mejora continua y la satisfacción del cliente mediante la calidad en los servicios. Estos son algunos de sus puntos fundamentales:
Un SIG necesariamente va a requerir: